El Salón Internacional del Cómic de Barcelona producirá una gran exposición dedicada a la trayectoria artística de Miguel Ambrosio Zaragoza ‘Ambrós’, uno de nuestros grandes clásicos de la historieta. De esta manera el certamen quiere rendir un homenaje a este autor clave del cómic español en el centenario de su nacimiento. La exposición contará con una gran selección de páginas originales del autor, concentrada en personajes tan populares como El Jinete Fantasma, Chispita, El Capitán Trueno o El Corsario de Hierro, además de otras de sus obras. La muestra cuenta con la colaboración de Ediciones B, que cederá páginas originales para la muestra. Asimismo, se dispondrá de diversos originales y objetos de merchandising de sus series procedentes de coleccionistas.
Miguel Ambrosio Zaragoza ‘Ambrós’ (1913-1992) empezó a publicar historietas en 1945, colaborando para editoriales como Rialto, Valenciana y Fantasio. En 1947, y junto al guionista Federico Amorós, crea la serie de cuadernillos El Jinete Fantasma, que se convertirá en su primer gran éxito. Ligada a esta aparece Chispita, que Ambrós dibujó entre 1951 y 1955, y que estaba protagonizada por el hijo del Jinete Fantasma. En 1954 inicia su colaboración con Editorial Bruguera. Tras realizar algunas historietas del Oeste y un tomo de la colección Historias, recibe el encargo de dibujar las aventuras de un nuevo personaje creado por Víctor Mora: El Capitán Trueno. Así, en 1956 se inicia esta popular colección apaisada, cuyo éxito generará la presencia de este personaje en revistas como Pulgarcito o El Capitán Trueno Extra. Decidido a convertirse en pintor, Ambrós abandona la serie en 1960, aunque volverá a dibujar al Capitán Trueno posteriormente en algunas historietas sueltas.
Tras volver momentáneamente a colaborar con Bruguera (ilustrando libros de colecciones como Héroes o Historias), en 1965 se concentra en trabajar para Editorial Valenciana, en la que dibujará series comoLos colonos o Héroes del deporte, esta última con guiones de Pedro Quesada. En 1970 Ambrós retorna a Bruguera, donde de nuevo junto a Víctor Mora crea otro personaje de gran fuerza estética y literaria, El Corsario de Hierro, que realizará entre 1970 y 1981, año de su retiro de la profesión. En 1989 el Salón Internacional del Cómic de Barcelona le concedió el Gran Premio del certamen como reconocimiento a la labor de toda su vida.
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